Vértigo
El vértigo es un trastorno del sistema vestibular en la que la persona siente que gira o se mueve, o que el mundo está girando en torno a ella. Con frecuencia es confundido con mareo, un trastorno también del equilibrio que engloba sensaciones desagradables de vacío en la cabeza, inseguridad e inestabilidad, malestar y desmayo inminente. Ambos pueden acompañarse de náusea y vómito, sudoración fría y palidez.
En los ancianos, se presentan cuadros de vértigo multisensorial que puede evolucionar hacia una inestabilidad crónica (presbiastasia). En estos casos, los tres sistemas del equilibrio que tienen que coordinarse en el cerebro (vista, oído y articulaciones) fallan.
Los vértigos pueden clasificarse en:
- Periférico, el más frecuente causado por la afectación del laberinto (oído interno) y nervio vestibular (el que lleva la información del equilibrio desde el oído interno al cerebro). Los pacientes suelen presentar además pérdida de audición y zumbidos, presión y dolor en el oído. Entre las causas que lo producen destacan las alteraciones del oído, por orden de frecuencia, el vértigo posicional paroxístico benigno, la Enfermedad de Ménière y la neuritis vestibular , que representan el 54% de las consultas por mareo y vértigo. Otras causas son los tumores (neurinoma del acústico), traumáticos, infecciosos, tóxicos o idiopáticos.
- Central, por alteración de los mecanismos neurológicos del propio sistema vestibular. En estos casos son frecuentes la inestabilidad con alteración de la marcha, visión doble, problemas para la deglución, cefalea intensa, etc. Dentro de la patología neurológica, la de origen vascular (migraña vestibular accidentes cerebrovasculares, etc) y la esclerosis múltiple son las de mayor incidencia.
El diagnóstico se alcanza después de realizar una exhaustiva historia clínica y exploración rigurosas (otoscopia, pruebas auditivas y vestibulares, así como otros estudios complementarios). Las pruebas vestibulares permiten identificar y cuantificar el daño vestibular mediante el reflejo vestíbulo-ocular y valorar la estabilidad corporal (posturografía). Se presta especial atención a la limitación que el vértigo genera para el desarrollo de actividades diarias de la vida del paciente, intentando valorar y determinar el grado de discapacidad que la enfermedad produce para el paciente y su familia.
El tratamiento dependerá de la causa que lo produce, para el vértigo posicional las maniobras de reposicionamiento (Epley, Barbacoa etc), en el Menière (medidas higiénico-dietéticas, coaching y betahistina) en la neuritis vestibular (ingreso, corticoides y antivertiginosos). Aproximadamente el 70% de los pacientes mejoran con un tratamiento dirigido adecuado. Cuando no es así se pueden mitigar sus efectos mediante sucesivas infiltraciones intratimpánicas con corticoides o gentamicina hasta conseguir la desaparición de los síntomas.
En pacientes de edad avanzada o en fase de recuperación tras una crisis de vértigo intenso la rehabilitación vestibular permite fortalecer el sistema sensorial vestibular y ayuda a una más pronta recuperación.